Eres mi apuesta más arriesgada.
Eres el mayor desafío al que me enfrento.
Y aún así no me acobardo,
no me achico, no me achanto.
Tu fría mirada no me intimida.
Rómpeme el corazón si quieres,
no por ello va a cambiar tu destino.
Tu destino: estar junto a mi.
Aunque termine destrozado y
seas la última batalla que pueda librar.