2

Mueve tu primero

5 de febrero de 2009



Pensó que la mejor jugada era dejar que ella moviese pieza primero. 
Incluso que era de caballeros. 
Las señoritas primero. 
Pero se equivocó. 
Ella se había cansado de comenzar, de avanzar siempre primero. 
De mantener todas las piezas dentro del ajedrez. 

"Mueve tu primero". 

Le dijo mirándola dulcemente a los ojos, 
seguro de que ella lo agradecería enormemente. 
Pero en vez de eso se quedó helada. 
Sin palabras, y no precisamente porque le hubiese encantado.
 Ella dulcemente se levantó de la mesa y se fue para no volver a jugar nunca más.

Cuando las cosas son importantes de verdad, cuando las deseamos más que nada no podemos esperar a que el otro mueva pieza. 
Debemos actuar. 
Esperar a que nos marquen el camino o a que nos quiten las piedras para poder andar mejor es tiempo perdido. 
Afortunado es el hombre que tiene tiempo de esperar.

Ella no esperó. 
Anduvo primero miles de veces. Sin miedo a nada, sin esperar a que la siguiese. 
Pero se cansó.
 Ya no estaba dispuesta a ver cómo él seguía esperando, 
dando solo leves señales al comienzo del día.
 Ella se cansó de esperar a que él esperase. 
Y con el paso del tiempo cuando quiso acordar, ya no era lo que buscaba.
 Rabia y angustia. 
Decepción al escuchar aquellas palabras: 

"Mueve tu primero". 

 Le pegó fuerte al tablero. Y todo se acabó.

2 comentarios