Nos fuimos perdiendo.
O simplemente, te perdí.
De un plumazo.
Como quien pierde a un padre.
Sin esperarlo.
Y aún hoy, tengo la estúpida manía de esperarte.
Aunque muera de vergüenza al admitirlo.
Aunque siga muriendo cada vez que no estás.
Nos fuimos perdiendo.
O simplemente, te perdí.
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