0

capitán de barco

19 de abril de 2012



Cualquier excusa era buena,
cualquier excusa me valía
para estar más cerca, para
sentirme más cerca.



Me volvía más niño, hacia trampas,
todo era correcto si necesitaba
respirar su mirada.



Olvidaba el mundo, miraba nervioso el reloj ...
Una señal y me disponía rápido a
inventar miles de historias,
sólo para mi, para nosotros.



Olvidé las reglas del juego ...
pero nadie me podría castigar,
porque yo era el juez.
El Capitán del barco.

No hay comentarios

Publicar un comentario