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Historias de peculiar princesa ***

7 de julio de 2008

Al igual que en cualquier otro cuento, en éste la princesa vivía en un gran castillo, con su padre y hermanos mayores, que la protegían de todo mal.
Al igual que en cualquier otro cuento, en éste la princesa prometió esperar, mientras que su caballero luchaba contra enormes dragones, daba caza a villanos malísimos, o simplemente, rescataba a un gatito asustado de la copa de un inmenso árbol.
La princesa esperó paciente, día y noche. Noche y día. Leía, practicaba canto, tejía mantos y jugaba al póquer todas las tardes con el jardinero, el cocinero y el mozo de las cuadras.
Pero un día se cansó de esperar. Se me olvidó contar que esta princesa, no era una princesa normal, como las princesitas del resto de los cuentos. Ésta era … diferente.
Pues bien, un día harta de esperar. Cuando cayó la noche sobre su castillo. Bajó sigilosa la torre del homenaje. Avanzó hasta las cuadras y subió al caballo más veloz que su padre poseía. Al galope salió del castillo, en busca de su caballero.
Y allá en el bosque , en la más absoluta oscuridad de la noche, nuestra princesa con chupa de cuero, botas negras y tull rosa se dispuso a aventurarse y a no descansar hasta que no encontrase a su amor.
Cabalgó durante varios días, siguiendo las vagas pistas que trovadores, constructores, monjes o rameras le ofrecían a cambio de algunas monedas o un poco de pan y cerveza, que llevaba en un pequeño zurrón que preparó antes de partir.
Acabada la comida y el dinero, comenzó a llorar. Pues sus intentos de busca fueron fallidos. Quería volver a casa, no por el frío ni por el ruido que hacían sus tripas, sino por la enorme decepción de no haber encontrado lo que buscaba.

Su padre, que conociendo bien a su princesita, y sobre todo a sus arrebatos de locura, puso vigilancia a su niña a través de uno de sus hombres. Que al verla abatida y queriendo encontrar una solución la rescató y la llevó de vuelta a casa.
Pasó varias semanas en trance. Preguntándose dónde estaría su caballero, con quién andaría, a qué se dedicaría; y sobre todo si ya había caído en las redes de alguna de las prostitutas que alegraban las noches tristes y vacías de caballeros, cazadores o viajeros ….
Lloraba a todas horas, no comía, no se divertía en ninguna fiesta, y ni siquiera hacía caso a los guapos muchachos que cada tarde la cortejaban e intentaban volver a hacerla sonreír.

Pero una calurosa tarde de verano, en una de esas fiestas que su padre organizaba con motivo de alguna conquista, a la llegada de un trovador y sus cantares, todo dio un giro inesperado para la princesa de nuestro cuento …
(.CONTINUARÁ.)

1 comentario

  1. aaaaaaaaaaaaaaaa!!! ¡¡¿Qué pasó???? ¿Qué pasóooo!!!! Que me voy a Fuengirola y me lo voy a perder!!! terribleeeeeeeee!

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