Apesar de los años. Las responsabilidades y las barreras que ponía el tiempo, aquella tarde volvieron a sentirse niñas. A contarse sus cosas, problemas que aunque con el tiempo habían cambiado, sin saber cómo ni por qué, eran iguales en las dos.
Y pasearon, se rieron, hicieron el tonto, gritaron, recordaron viejos tiempos, viejos amigos. Se sintieron nacer de nuevo.
El reloj. Estúpido. Envidioso de sus buenos momentos, pasó rápido las horas y tuvieron que despedirse. Sintiendo no ser niñas aún. No poder oler los libros de texto. No jugar sin preocuparse de nada ... Durante cuatro horas, no es que jugasen a ser niñas, sino que fueron niñas de nuevo. Adiós. Hasta mañana. Y volvieron a sus realidades. A los problemas que tanto escuecen, a las sonrisas sin ganas. Volvieron a lo que nunca quisieron ser.
Elenita te quiero mil. Ves? Sigues siendo mi alter ego.

3 comentarios

  1. ohhhhhh!!!QUE BONITO, QUE BONITO!!
    Anda que luego tiene queja la jarruchilla esta,,,, con las cosas tan bonitas que le dedicas!!

    Os quiero a las dos!!
    Que haria sin vosotras.......
    Perdonad por lo de ayer, pero tranquilas que os recompensare.
    Muak!!!

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  2. que sepas que me encantó esa tarde, porque siempre con todo lo atareadas que estamos parece que no tenemos ni tiempo en disfrutar como haciamos antes, de echarnos a la calle y perrear y gamberrear. Pero bueno ya pasan los años, y eso que tu y yo queremos volver a lo de antes, jajaj. pero bueno hay que hacerse a la idea que crecemos,pero lo bonito es que lo seguimos haciendo juntas. te quiero. elena

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