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tú diciéndo adiós

23 de junio de 2009



Quizás no sea cuestión de tiempo. 
Ni siquiera disciplina. 
Puede que el yoga en realidad no me sirva de nada,
 y eso de la relajación sea una estupidez.

Puede que cada vez que me veas presientas que voy a recaer. 
O puede que emborrones los colores de mi paleta monocromática.

Quizás el azul del mar se vuelva marrón como la tierra. 
Y el verde de mis campos cristal como el de mis lágrimas.

Un tal vez lo envuelve todo, 
y a veces todo es un reflejo distorsionado de aquel viejo espejo 
llamado juventud.

Quizás no haya cremas para las estrías en el corazón, 
o sérum que regenere los recuerdos en tu habitación. 

Simplemente puede ser la muerte de las mariposas en mi estómago.
O tu diciendo adiós.

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