Y dejó de escribir tonterías.
Se posó en el mundo.
Pidió a sus amigos que le incasen los pies a la tierra ....
Una mañana soleada de domingo, cuando nadie tiene nada más importante que hacer que salvar la vida a un amigo, unos cuantos atabiados con palas y picos, comenzaron a buscarla.
La encontraron al poco rato, era fácil dar con ella, siempre andaba en los mismos sitios.
La cogieron en bloque y cavaron un agujero sufieciente para plantar sus diminutos pies.
Un rato después la niña tenía los pies bien fijados al suelo.
Atados de nuevo a la realidad.
Y fue entonces cuando dejó de escribir tonterías.
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