Sin darme cuenta
me vuelvo una pequeña kamikace
cuando estoy a tu lado.
Es fácil perder los papeles
solo por no perderte a ti.
Estando a tu lado me tiro de cabeza,
nunca lo pienso, me lanzo al vacío
porque nunca sé que vendrá después.
Tal vez una sonrisa,
una espera, o un simple y larguísimo silencio de varios meses,
como si te hubieses embarcado en un mercante.
Lo peor de todo es que
no puedo rezar para que vuelvas pronto,
porque un día, también sin darme cuenta,
descubrí que era atea o agnóstica ...
qué más me da !!!!
Mientras se espera
una solo puede acurrucarse en la cama y llorar
descubriendo que eso de echarte de menos me convierte en
una pequeña kamikace que no deja de dar patadas a su corazón.
Y no sirven poesías de Benedetti,
ni canciones tristes que puedan aguantar en una malla todo este dolor.
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